Yrtle

Yrtle fue un archimago Alto Elfo que acompañó a sus a Teclis y Finreir para socorrer a Magnus von Bildhofen contra la gran invasión liderada por el Gran Elegido Asavar Kul durante la Gran Guerra contra el Caos, siendo clave en el entrenamiento de los primeros hechiceros de Batalla del Imperio. Yrtle moriría durante el conflicto.
Historia
En ayuda del Imperio
En el año 138 del reinado del Rey Fénix Finubar el Navegante (año 2302 del Calendario Imperial), un barco que apenas podía mantenerse a flote entró en el puerto de Lothern. Su capitán era Pieter Lazlo, embajador personal de Magnus, que fue llevado a la corte del Rey Fénix. Traía noticias de las calamidades sufridas por el Viejo Mundo. Los ejércitos del Caos estaban arrasado Kislev y amenazaban con destruir todas las tierras de los hombres. Magnus dirigía la resistencia del Imperio y, puesto que necesitaba ayuda desesperadamente, había enviado a buscarla entre los Altos Elfos.
Desafortunadamente para Lazlo, había llegado en el peor momento. Recientemente el Rey Brujo Malekith había invadido Ulthuan con sus ejércitos de Elfos Oscuros en alianza con las fuerzas del Caos. Aunque había sido derrotados en la Batalla de la Llanura Finuval gracias a los gemelos Tyrion y Teclis, todavía quedaban muchos enemigos en las tierras de los Altos Elfos causando numerosos estragos. Por ello, aunque era consciente de los peligros que debería arrostrar Ulthuan si el Viejo Mundo caía, el Rey Fénix Finubar le explicó que apenas podían prescindir de un solo guerrero.
Por fortuna para Lazlo, al oír las noticias de los que acontecía en el Viejo Mundo, el gran Mago Teclis se ofreció voluntario para prestar en cuanto pudiera su ayuda a la humanidad. Los también magos Yrtle y Finreir, dos de sus viejos camaradas de la Torre Blanca de Hoeth, decidieron acompañarle, uniéndose a la suerte de Magnus y las ejércitos humanos.
Una vez en el Viejo Mundo, Lazlo llevó a los archimagos a la ciudad-estado imperial de Talabheim, donde Magnus estaba reunido más tropas para la causa. Aunque en un principio se sintió decepcionado porque Lazlo no había logrado traer consigo una fuerza militar, los sabios consejos de Teclis y su poderosa hechicería pronto le convirtieron en un valioso consejero. Los tres magos élficos expusieron a Magnus la necesidad de que los humanos aprendieran a emplear la magia sin riesgos para poder combatir al enemigo y contrarrestar sus oscuros poderes. Aunque en un principio se mostró reacio a esa idea, al final Magnus accedió a levantar la prohibición sobre la magia y permitir que entrenaran a los hechiceros humanos, con la promesa de que si alguno de sus alumnos mostraba el más leve indicio de corrupción, los archimagos debían destruirlo sin cuestionar.
Con la autoridad y el permiso de Magnus y el apoyo más reacio de sus subordinados, la primera y puede que más profunda medida de Teclis, Yrtle y Finreir consistió en ofrecer la amnistía a todos los hechiceros vulgares y pueriles que existían en el Imperio en aquella época y en encontrar a todos los que les fue posible. Muchas órdenes templarias del Imperio, sobre todo de los Cazadores de Brujas, se mostraron horrorizados y desaprobaron que los humanos aprendieran las artes brujescas. Pero Magnus había ordenado que así fuera, y al contar con el apoyo del Gran Teogonista y de los Electores, los mayores detractores de esta política tuvieron que reprimirse.
Las increíbles habilidades y profunda sensibilidad de los magos élficos a los movimientos del Aerhyr les permitieron sentir hasta el más mínimo conjuro de los más mediocres hechiceros humanos que hubiese en leguas a la redonda, pudiendo así detectar magos potenciales por sí solos. Mediante sus conocimientos arcanos los elfos pudieron recorrer las tierras del Imperio a velocidades, sobrenaturales y descubrir a muchos de los practicantes de magia primitivos o descarriados que se habían visto obligados a vivir en la clandestinidad. Pero también hubo otros que se encaminaron a Talabheim por voluntad propia y que se entregaron a la autoridad de Magnus con angustiada esperanza. Sin apenas pausa, Teclis y sus dos compañeros erradicaron a todo brujo corrompido más allá de toda redención posible.
Yrtle, Teclis y Finreir reuniendo a todos aquellos que tuvieran la menor habilidad mágica, y como habían prometido, tras un exhaustivo escrutinio erradicaron a todos aquellos que estaban corrompidos mas allá de toda redención. Tras la purga, empezaron a enseñarles a los hechiceros humanas algunos hechizos que podrían utilizar en batalla. Aunque esos hechizos no eran nada comparados con los poderosos hechizos de la Alta Magia, eran mucho más poderosos que la mejor magia que podría haber creado los mejores hechiceros humanos y parecían casi milagrosos. Esto, combinado con las terribles fuerzas que tenían bajo su mando, ayudarían a los hechiceros humanos a obtener muchas victorias. Esta generación de magos demostrarían en muchas batallas su disposición a derramar su propia sangre en la defensa de las tierras de los hombres.
Teclis dejó tranquilos a los sacerdotes y clérigos de los cultos del Imperio, a pesar de haber percibido en muchos de ellos una gran aptitud para la magia. Los hombres y mujeres santos del Imperio sostenían firmemente que no tenían poder ni deseo alguno de manipular la magia e insistían en que los milagros que provocaban sus oraciones provenían directamente de la deidad a la que adoraban. Se dice que tales afirmaciones divertían a los señores del saber Yrtle y Finreir, pero que Teclis se limitó a asentir y lo dejó estar. Los sacerdotes a los que se habían dirigido podían emplear la magia mediante fe y rituales sin necesidad de aprender la hechicería arcana que Teclis les ofrecía. El gran archimago no vio razón alguna para sembrar la duda en sus corazones insistiendo en el terna.
Batalla contra el Caos
Tras reunir a la fuerza militar más grande de la historia del Imperio, Magnus finalmente ordenó partir hacia Kislev para hacer frente a la amenazan del Caos que en ese momento estaba causando estragos en el vecino reino norteño. Sin embargo, el ejército era tan grande que Magnus tuvo que dividir sus tropas en dos ejércitos, ya que ningún asentamiento era capaz de facilitar la cantidad de comida y agua necesaria para tal masa de hombres.
El primer ejército, compuesto sobre todo por kislevitas y tropas de caballería ligera, marchó con toda celeridad hacia Praag con la esperanza de levantar el asedio. El hermano Finreir les acompañó, pero llegaron demasiado tarde; así que, deteniéndose sólo para destruir parte de la retaguardia del ejército del Caos, volvieron hacia el Sur con rapidez en pos del ejército enemigo principal.
Por su parte Yrtle y Teclis se unieron al segundo y más numeroso ejército. Conducidos por el propio Magnus, marcharon hacia el norte en dirección a la ciudad de Kislev, esperando poder provisiones en la capital antes de seguir su camino. Pero al llegar a la ciudad, descubrieron que ya estaba siendo asediada por las hordas del Caos y se lanzaron al ataque de inmediato. La ciudad estaba siendo defendida por las últimas tropas que quedaban del ejército kislevita y una gran hueste de Enanos que se había dirigido hacia el Norte y tan pronto la noticia de la caída de Praag fue conocida en los salones de Karaz-a-Karak.
Concentrado en los atrapados defensores, el ejército del Caos no estaba preparado para el enérgico asalto del ejército de Magnus; así que, inicialmente, la batalla se inclinó a favor del ejército del Imperio. Las fuerzas del Caos fueron arrasadas y sus líderes no pudieron evitar la matanza generalizada; no obstante, pronto la increíble superioridad numérica de las fuerzas del caos empezó a manifestarse y el ejército de Magnus fue gradualmente empujado hacia un círculo defensivo, sufriendo cuantiosas bajas en el proceso.
Cuando parecía que las fuerzas del Caos terminaría por imponerse, en ese momento llegó el primer ejercito de Magnus, y se avanzó con furia justiciera sobre el enemigo. Viendo su oportunidad, los defensores de Kislev salieron en masa de la ciudad y también cayeron sobre los servidores del Caos. Atacados desde tres frentes distintos, el ejercito del Caos perdió toda coherencia y organización, y empezaron a ser aniquilados, con el propio Magnus dio muerte a Asavar Kul. Finalmente, la hueste del Caos fue arrasada por la ira implacable de la fuerza combinada, y los supervivientes que trataron de huir fueron cazados sin miramientos
Tanto Teclis como Finreir sufrieron muchas heridas, pero Yrtle cayó en combate. Durante la batalla, un enloquecido Guardián de los Secretos atravesó las filas del ejército Imperial, e Yrtle dio su vida en un heroico intento de destruirle. Terminó decapitado por la garra del demonio mayor de Slaanesh aun habiéndolo incinerado con las llamas que emanaban de sus manos. Por fortuna, sus esfuerzos debilitaron al demonio lo suficiente para que Teclis fuera capaz de eliminar a aquella abominación, pero su muerte fue una terrible pérdida.
Tras la batalla Yrtle fue enterrado con grandes honores.
Enseñando Magia
La gran victoria en la Batalla de las Puertas de Kislev, como se conoció a aquella contienda, supuso el fin de la Gran Guerra contra el Caos, los enemigos fueron expulsados de las tierras de los hombres y el poder del Caos declinó rápidamente de las tierras del sur, volviendo a quedar confinado en el lúgubre norte.
Tras el fin de la guerra y después de que fuera aclamado como el nuevo emperador, Magnus pidió a Teclis y a Finreir que se quedaran y enseñara a la humanidad algo más de la sabiduría y los secretos de la magia a su pueblo. Magnus conoció de primera mano la importancia de la magia como arma para mantener a raya la amenaza del Caos y necesitaba que los hombres pudieran desarrollar la capacidad de defenderse por sí mismos de los poderes de las tinieblas.
Finreir se opuso a esto argumentando que los elfos y los humanos habían luchado en el pasado y podrían volver a hacerlo algún día; por tanto sería estúpido dar a esta raza inferior un arma que podría volverse en contra de Ulthuan. Teclis, en cambio, argumentó que ceder la magia a la humanidad ayudaría a ésta a soportar la presión del Caos y podría crear un valiosísimo aliado para los elfos en los siglos que estaban por venir. Tras largo debate, la opinión de Teclis prevaleció, y entre ambos establecieron los ocho Colegios de la Magia en Altdorf, donde hombres seleccionados de todo el Viejo Mundo se reunirían para aprender los antiguos secretos de la Magia.
Tras veinte años enseñando a los primeros estudiantes humanos una forma de hechicería que podían dominar con seguridad, Teclis regresó a su hogar en Ulthuan. Antes de partir, eligió a Volans, su estudiante más prometedor, como Patriarca Supremo de los Colegios de la Magia, y le dejó el poderoso bastón del hermano Yrtle como símbolo de su posición, siendo conocido posteriormente como el Báculo de Volans.
Familia
Anurion – Anurion el Verde es el hermano mayor de Yrtle. Desde su muerte, se ha mantenido ocupado atendiendo el jardín de su palacio en Ulthuan.
Conflicto Canon
En el libro de rol «Reinos de la Magia 01 Ars Theorica» establece que Yrtle fue enterrado en Altdorf, donde su magnífica tumba todavía hoy es visitada por hechiceros que le desean mostrar respeto. En cambio, en «Reinos de la Magia» de la segunda edición de rol asegura que fue enterrado en Ostermark.
- Según en el «Libro de Ejército del Imperio» de la 4ª Edición, el Báculo de Volans no es el de Yrtle, si no que fue construido Frederick von Tarnus.
Fuentes consultadas
Ejércitos Warhammer: Altos Elfos (4ª Edición), págs. 74-75.
- Ejércitos Warhammer: Altos Elfos (7ª Edición), págs. 33-34, 70.
- Ejércitos Warhammer: El Imperio (6ª Edición), págs. 76-77.
- Warhammer Fantasy JdR: Reinos de la Magia 01 Ars Theorica (1ª Ed. Rol), págs. 10-11.
- Warhammer Fantasy JdR: Reinos de la Magia (2ª Ed. Rol), págs. 26-28.
- Warhammer Fantasy JdR – Altdorf: Corona del Imperio (4ª Ed. Rol), pág. 164.
Atribución
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